domingo, 28 de septiembre de 2008

prosa
hecha de
lágrimas
roba unos ojos
que
no supieron
mirar
lo que tenía
que ser mirado

mejillas educadas desde chicas
para practicar la gimnasia
de recibir sólo
besos degenerados

competencia de callar
ceguera de gargantas
paladares baratos, paladares de chapa
que se vuelan rápido.

hay:
un premio al mejor recital de silencios,
una boca cerrada que quiere ganarlo,
y un griterío capaz de fabricar la
calma que nos falta.

días,
como agua entre los dedos.


jueves, 25 de septiembre de 2008

A la distancia no le molestaba morir, me lo dijo. Si hago un bien al morirme no me molesta morir, algo así me dijo. Y después lo comprobé, la distancia se levantó la remera y me mostró su pecho: no usaba chaleco anti balas.
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Un abrazo es una frase seguida, sin comas. Abrazar es corregir la temperatura de otro cuerpo. Allá, esos dos que se abrazan bien fuerte se burlan de la distancia tiroteada, la misma que me dijo que si su muerte ayudaba en algo no tenía problema en desaparecer.

jueves, 18 de septiembre de 2008



dejen que empiece
la callada catarata
de mis partes
de mis porciones

si me muerden
me vuelvo
intacta,
si no lo hacen
rota quedo


ser un bocado
para los demás.
ser un bocado
sin aderezo picante
así no doy acidez.

se trata de caer bien.
siempre.

los bocados y su misión.
caer bien, caer bien, caer bien

cabalgo, me abro y sigo
escupo, lloro y seco
armo, destruyo y le cuento
beso, curo y me voy.

mientras me atropellen la cáscara.
voy a seguir pensando que soy fruta
rica y de alguien.

todas estas ideas son confites
que dan caries en la cabeza









eeeeeeeeeeeeee la puta que me pariooooooooo

jueves, 11 de septiembre de 2008

Tanta
ausencia
hace inundación.

Naden.

Hay una ruta
para no llegar

Es derecho por allá.

No, no hay de qué.
A la noche
los cuerpos
se bajan
las persianas
y empaquetan
su día en ronquidos

Y los sueños que sueñan
son siempre de caídas,
caídas que hacen vidrio
esos cuerpos

domingo, 7 de septiembre de 2008

Aunque sabía que estaba anunciado lluvia para ese día, ella no se había traído paraguas. Nunca le gustó usarlo. Nunca no, le dejó de gustar cuando empezó a lastimar gente con las puntas descubiertas de sus paraguas, porque siempre tenía paraguas baratos que se rompían cuando había viento. Y ella no iba a gastar en paraguas caros. Él, que, como ella, estaba por cruzar la calle y sí tenía un paraguas caro sin las puntas de metal descubiertas, la vio empapada y le dijo “Bastante feo está el día. Si querés, guardate en mí. (lluvia-semáforo todavía en verde) No es un abrazo lo que te ofrezco, ni mi paraguas. (lluvia-semáforo todavía en verde) Mi paraguas no es un abrazo, ni yo abrazo con paraguas. (lluvia-semáforo todavía en verde) Abrir un paraguas es igual de difícil que decidirse abrazar. Es más, nunca supe abrazar y quizás nunca aprenda a hacerlo. Pero de todas formas guardate en mí. Como puedas” (lluvia- semáforo empezándose a poner a favor de los que cruzan-fin del chamuyo-invitación hecha). “Bueno gracias, sí, el día está feo” dijo ella pestañas mojadas respuesta también mojada. Así que cruzaron guardados los dos en el paraguas de él. Fui curiosa hasta que miré mi reloj así que no sé como siguió. Armé una novelita hasta que me di cuenta que llegaba tarde a mi primer día de trabajo así que no sé si se despidieron una vez que llegaron a la vereda de enfrente o si ella sigue todavía guardada en él.
Cuestión, él la invitó a no mojarse debajo de su paraguas. Y yo no uso paraguas. Y no me molestaría una invitación así.